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RAUM IV, 2010. 
Fotografía color. 80 x 95,5 cm. Edición de 5.

RAUM VI, 2010. Fotografía color 80 x 120 cm. Edición de 5.

 APPARTEMENT, 2009. Fotografía color 80 x 99 cm. Edición de 7.

SILENCIO SÚBITO (OCEAN), 2010. Fotografía color. 165 x 245 x 11,5 cm. Edición de 3.

 SILENCIO SÚBITO (VIDEO), 2010. Videoproyección. 12 min 25 seg. Edición de 3.

GARTEN II/08, 2008. Pigment Print on paper. 54.5 x 147.5 cm. Edición de 7.

HAUS I, 2008. Fotografía color. 99'5 x 117 cm. Edición de 7.

 HAUS II, 2008. Fotografía color. 99'5 x 117 cm. Edición de 7.
PHANTASMA, 2009. Pigment print on paper. 85 X 121 cm. Edición de 5.
 RAUM II, 2008. Pigment print on paper. 54.5 x 68 cm. Edición de 7.
RAUM III, 2010. Pigment print on paper. 84.5 x 144.5 cm. Edición de 5.
RAUM V, 2010. Pigment print on paper. 104.2 x 137.2 cm. Edición de 5.
SCHLAFZIMMER II, 2009. Fotografía color. 64.6 X 114 cm. Edición de 5.

 SILENCIO SÚBITO (INSTALACIÓN), 2010. Medidas variables. (detalle).

 SILENCIO SÚBITO (INSTALACIÓN), 2010. Medidas variables. (detalle).

Alexandra Ranner
Silencio Súbito
9 Junio - 24 julio, 2010

Alexandra Ranner vuelve a la galería Oliva Arauna con su particular método de trabajo: las maquetas y su posterior desarrollo en escultura, vídeo y fotografía.

          La recreación de sus espacios no deja de ser una profunda simulación, una ambigüedad entre un realismo minimalista y un barroquismo efectista. Sus habitaciones escasamente amuebladas se contraponen a puntos de luz teatrales situando al espectador en un limbo entre el es y el podría.

          La última sala de la exposición, recrea estas percepciones en un conjunto formado por una proyección, una escultura y una fotografía estatica del mar. Un hombre sentado en un sofa escucha la sala, pero él experimenta la quietud como un tumulto arrollador y grita “¡Silencio! Si no tengo absoluto silencio en este momento ¡Silencio!” (esta hablando en un dialecto de Bavaria, lugar de origen de la artista). Su desesperación aumenta su soledad.

          La cama y el mar completan este espacio estatico, donde unicamente un grito lo rompe todo y no cambia nada. Todo parece real pero una mirada más de cerca nos enseña que el mar es un engaño, es solamente plástico. El edredón ha abandonado cualquier referencia al sueño, al descanso, se retuerce sobre si mismo y sus dobleces caen, hablandonos de una noche de pesadillas y sudores en medio de la oscuridad. En el reposo  del mar, en el sigilo de la noche, en su engaño, el hombre explota buscando la paz y unicamente recibe silencio.