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Morpheus, 2009. Instalación. Máscara de madera. 12 x 97 x 21'5 cm.

Wall Street Breaking, 2009. Fotografía a color. 76 x 113'5 cm. Edición 1 de 5.

Tricky 09, 2009. Instalación. 9 pelotas y alambres. Diámetro 14 cm. c.u. Edición 1 de 3.

Go kids go, 2008. Instalación. 9 globos con balas. Medidas variables. Edición 1 de 3.

Incomfortable handcuffs, 2009. Instalación. Esposas y periódicos. Diámetro 68 cm. Edición única.

Xie Xie, 2009. Instalación. Zapatos y alambre. Diámetro 22 cm. Edición 1 de 3.

00 D.W., 2009. Instalación. Hueso y maceta. Maceta: 46 x 23 cm. Plinton: 1'17 x 43 x 43 cm. Edición única.

Time after time (Florida State version), 2008. Instalación. 10 relojes. 200 x 4 cm. Edición única.

Black light cheers, 2008. Caja de luz. 38 x 50'5 cm. Edición 2 de 4.

We are the world, 2009. Instalación. Tapete y zapatos. 150 x 235 x 28 cm. Edición 1 de 3.

Private dancer, 2009. Instalación. Barra, base de madera y dólares. 80 x 80 x 300 cm. Edición 1 de 3.

Jota Castro
Low Cost
29 Enero - 14 marzo, 2009

En su segunda exposición en la galería Oliva Arauna, el artista Jota Castro funde un principio de la economía moderna, el Low Cost, con una visión profunda del hombre y el ciudadano en un momento crítico de su sistema. De esta manera, a la aparente pobreza matérica de las piezas, se opone un discurso contundente, donde el artista analiza la hegemonía sociopolítica de occidente y todas sus culpas.

Para ayudarse, Castro se sirve de un viaje iniciático, un viaje de un Ulises con la incertidumbre del regreso, desde el interior de esta actualidad final/inicio que obliga a occidente a cuestionarse su modo de vivir. La muestra ruda y seca nace de un periplo que llevo al artista desde Nueva York a su país de origen, pasando por España, encuentros anónimos, conversaciones del pasado Rwandés o de presidentes negros que podrían reemplazar a presidentes blancos, extrañas voces que hablan de banqueros estafados o de inmigrantes con deprimentes historias.

Morpheus es en realidad una máscara de virilidad maliana (de la Republica de Mali), que el artista ha volcado para convertirla en un cayuco. Esta máscara marca en la cultura africana la llegada a la edad adulta. Con un mero gesto, Castro la transforma en un sinónimo de la inmigración, la obligación que lleva a una persona a dejar su pueblo para lograr que este pueda sobrevivir. Compartiendo espacio en la misma sala Breaking Wall Street nos traslada a la otra parte del mundo. Llega el final de un mito. El sistema que resistía las críticas a causa de su productividad, se tambalea. Desde noviembre pasado, las estructuras en las que se sustentan los principios económicos han mostrado su verdadera cara.

En el siguiente espacio, el artista utiliza unas pelotas “made in china” como producto de este sistema neocapitalista y la lucha por el low cost. Pero la pieza está recubierta de alambre de espino. Representa la esclavitud  que este modelo de desarrollo ha convertido en prisiones económicas, Tricky: un juego delicado, un equilibrio entre la bonanza monetaria y la falta de libertad. Una colorida instalación, parece dar una nota de alegría a la exposición hasta que el visitante se fija en que lo que mantiene los globos de la pieza Go kids go, son unas balas. La obra relaciona la niñez en algunas zonas del mundo, con la violencia que ven, que les golpea en plena cara, que les hunde en una realidad que arrastrarán en su niñez, y en toda su vida.

Jota Castro recuerda un hecho concreto. La siguiente obra nació un día de la feria Art Basel Miami, donde el artista se sentía perturbado por la indiferencia de su propio mundo, el mundo del arte ante el salvajismo de la pena de muerte que todavía existe en países líderes de nuestra cultura como Estados Unidos. Diez relojes representan a diez presos negros ejecutados en las cárceles de Florida. Los relojes de la pieza Time after time se han parado en la hora en la que se declaró cada deceso.

We are the world, es el título de una canción faro de los buenos sentimientos de la década de los 80; y sirve a Castro para evocar, a través de una alfombra y unos zapatos, el descanso de nuestros hogares. Pero estos símbolos que representan nuestro lugar en el mundo más íntimo, sirven también al artista como un grito desde este interior, donde la posible violencia de un zapatazo furtivo cambie la relación entre los poderosos y los desposeídos.

Siguiendo con este discurso de reflexión Private dancer juega con un símbolo universal: el dólar; el artista crea una forma fálica con el billete. El mundo entero baila con la música que suena, un baile entre lo que se desea y no se tiene, la incertidumbre en un mundo donde todos esperamos tener unos dólares en “el sostén”.

Cheers Black Light, nos propone un brindis en un vaso de wisky americano lleno de petróleo con Miss Liberty como emblema del sistema contemporáneo. Símbolos del petróleo y la seguridad, las dos únicas industrias en el mundo y particularmente en América que han crecido exponencialmente.

Uncomfortable handcufss, con unas sencillas esposas y papel, el artista Jota Castro representa una obra que habla de los deseos, de los sueños de todo el mundo, y como estos se ajan como el papel. La gente pierde su alma, queda esposada y paralizada por un mundo que se come lo humano. Y para luchar contra esta idea, en una desmesurada confianza en el futuro el artista habla en la siguiente pieza de lo más preciado, de lo más importante que hay en su vida: su hija. Xie Xie, que significa gracias en chino, nos representa unos zapatos infantiles enredados en una bola de alambre de espino. La dualidad del mundo nos golpea en plena cara, en palabras del propio artista “La miseria de una mujer me dio lo más preciado que tengo”. 00 DW, (00 No funciona), expresa el deseo de cambio y frustración, la humanidad en las zonas marginales queda relegada, el artista objetualiza una ironía: el hombre no se puede plantar. El artista nos hace reflexionar sobre la complejidad que rodea los problemas de la humanidad en los puntos más pobres del planeta y los problemas que la naturaleza y su cuidado implican para la economía.

Cada obra de la muestra es un capítulo de este viaje, en el que el artista franco peruano nos invita a cuestionarnos las incertidumbres de nuestra cultura.