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Did you hear the news about Edward?, 2003. Dibujo digitalizado sobre papel. 350 x 700 cm. Edición única.

In a suburbian house, 2003. Impresión para exterior sobre PVC. 250 x 225 cm. Edición de 2 + P.A.

Le periferie che stiamo sognando, 2003. Fotocollage sobre pared. 350 x 860 cm. Edición única.

Suburb's hole, 2003. Impresión sobre adhesivo pisable. 200 cm. de diámetro. Edición única.

Black hole, 2003. Impresión para exterior sobre PVC. 160 x 120 cm. Edición de 2 + P.A.

Walking I, 2003. Impresión fotográfica a color sobre PVC. 100 x 120 cm. Edición de 2.

Walking II, 2003. Impresión fotográfica a color sobre PVC. 100 x 153 cm. Edición de 2.

Did you hear the news?, 2003. Impresión de dibujo sobre papel. 90 x 127 cm. Edición de 2.

In the same place, 2003. Vídeo. 2' 4". Edición de 5 + P.A.

Words place, 2003. Vídeo. 10'. Edición de 5 + P.A.

L'arrivo al villagio, 2003. Vídeo. 11'. Edición de 5 + P.A.

Botto & Bruno
Le periferie che stiamo sognando (Las periferias que estamos soñando)
13 Noviembre, 2003 - 10 Enero, 2004

El título se refiere a las dimensiones de nuestra periferia percibida como mito: un mito guardián de la memoria de la infancia. Una infancia que, incluso en las situaciones más desagradables, sabe encontrar vías de escape o aceptar la cotidianidad. Son las periferias del alma que nosotros seguimos soñando, que queremos soñar porque estamos convencidos de que es durante nuestra infancia cuando se forma nuestra actual visión de las cosas. La posibilidad de conservar el recuerdo es lo que hace soportable la vida de adultos.

Nuestras periferias nacen de una rebelión contra el tópico que las ve todavía como lugares de desesperación y degradación. Nuestro trabajo es una respuesta al  modelo de los medios de comunicación que pretenden analizar con absoluta superficialidad la vida de los habitantes de las inmensas periferias en las cuales vive el 90 % de la población. La paradoja es que también quien vive en la periferia termina por dejarse influir por esta visión estereotipada.

Quisiéramos con nuestro trabajo derribar, aunque sea por un solo segundo, estos lugares comunes y que los niños que crecen en estos espacios no lo hagan con la sensación de ser ciudadanos de segunda, para quienes la posibilidad de un futuro mejor está negada desde el principio, porque crecer con esta convicción trae como consecuencia la renuncia a intentar modificar las cosas.

Partiendo de estas premisas empezamos, al comienzo de los años noventa, a dar vueltas por las periferias de nuestra ciudad, con una Nikon y sin un objetivo fijo, llegando donde están los caminos sin asfaltar y continuando hasta los pasos elevados, cerca del río, hasta que no quedaba mas que un poste eléctrico y una casa en la línea del horizonte.

Gracias a estos vagabundeos hemos redescubierto una dimensión del tiempo mucho más amplia y una visión de la ciudad que habitualmente, en la rutina cotidiana, no se tiene nunca: se coge el coche o el autobús para ir al trabajo, se mira la ciudad desde la ventanilla sin asomarse demasiado a ciertos lugares en apariencia anónimos y por tanto privados de interés. Sin embargo algunos de estos lugares esconden lo inesperado. En ese momento el tiempo y el espacio se dilatan y uno puede entonces apropiarse de nuevo de la infancia que se creía perdida.

Normalmente son lugares en estado de abandono que han perdido su utilidad: fábricas cerradas cerca de anónimos palacios, a veces descampados con vegetación que crece sobre muros de ladrillo, escuelas que no se sabe si están todavía abiertas, edificios de los años sesenta construidos con una función social, que vemos deteriorarse delante de nuestros ojos.

Quisiéramos, en lo posible, documentar toda esta idea arquitectónica que va desapareciendo ya que, para nosotros, estas arquitecturas son organismos vivos que nos acompañan también y sobre todo cuando se abandonan a sí mismas; eran y son (las pocas que permanecen) la iconografía necesaria para la construcción del mito que mencionábamos al principio, el estímulo para una imaginación todavía sin domesticar, los pulmones verdes de lo irracional en una ciudad que algunos querrían transformar de un organismo vivo a una máquina de intercambio de mercancías, funcional sólo en su propio beneficio, donde el tiempo y el espacio se reducen siempre más.

Nuestro trabajo es una especie de “docuficcion”: estas fotos, que forman casi un reportaje, están divididas en innumerables secciones: desde las arquitecturas industriales, las escuelas , los hospitales, los muros de ladrillo, los cielos con nubes, las personas autistas (un muchacho o muchacha con la cara cubierta con una visera o con capuchas deportivas de inspiración hip-hop) hasta los objetos que acompañan a estos personajes: un gorro, una caja de cartón que conserva sus recuerdos íntimos, un peluche, revistas musicales...

Más tarde estas fotografías se relacionan entre ellas después de ser recortadas y montadas con un proceso de collage que no tiene nada que ver con Photoshop. Son fotomontajes absolutamente manuales que en nuestras últimas instalaciones murales (y de manera particular en esta presentada en la Galería Oliva Arauna que toma el título de la exposición “Las periferias que estamos soñando”), se convierten en collages directamente pegados a la pared. Esta se hace visible en las zonas destinadas en anteriores instalaciones (como la de la Biennale de Venecia de Szeemann a la entrada de corderie en el 2001) al cielo y la tierra. De este modo dejamos visible nuestro modo de trabajo.

Partiendo de esta base hemos experimentado con la vía del diálogo entre el dibujo, la fotografía y el collage en el espacio de la galería.

Enfrentado a la pared del collage hemos ideado un gran wallpaper drawing inspirado en las obras gráficas y los comics underground. El título de esta pieza, "Did you hear the news about Edward", se inspira en una canción de Tom Waits. En este gran wallpaper drawing el paisaje se reduce a una pared, algunos edificios, un charco de agua, un helicóptero, un peluche olvidado en el suelo y  tres individuos que escuchan música descansando o esperando algo.

En la pared de enfrente hay una fotografía para exterior en PVC ("In a suburban house") donde esta vez, el cielo y la tierra aparecen en blanco y negro mientras que las figuras y las arquitecturas están en color. Este trabajo es el resultado de un montaje ajustado a mano para disimular los puntos de unión entre un fragmento y el otro, representa el punto de unión entre el dibujo y el collage.

Adherida al suelo hay una impresión fotográfica que se puede pisar, una alcantarilla en la que se reflejan edificios imaginarios y un cielo en blanco y negro (“Suburb’s hole”).

Para terminar, en el despacho, una segunda impresión fotográfica (“Black hole”) en la cual solamente el cielo es en blanco y negro y una figura solitaria observa el agujero negro de una pequeña alcantarilla abierta, con la misma actitud instrospectiva que la figura que está en equilibrio sobre el muro en el wall paper drawing.

Hay un interés, por tanto, en establecer un diálogo entre dibujo, fotomontaje y collage buscando ofrecer una unidad a través de la expresión de la diversidad. 

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